(Amante agradecido de las lisonjas mentirosas de un sueño)
¡Ay Floralba! Soñé que te... ¿Dirélo?
Sí, pues que sueño fue, que te gozaba
¿Y quién sino un amante que soñaba,
juntara tanto infierno a tanto cielo?
Mis llamas con tu nieve y con tu hielo,
Cual suele opuestas flechas de su aljaba,
Mezclaba Amor, y honesto las mezclaba,
Como mi adoración en su desvelo.
Y dije "Quiera Amor, quiera mi suerte
Que nunca duerma yo, si estoy despierto,
Y que si duermo, que jamás despierte".
Mas desperté del dulce desconcierto,
Y vi que estuve vivo con la muerte,
Y vi que con la vida estaba muerto.1
Trataré de hacer más que una interpretación una lectura. El principio del primer verso, "¡Ay Floralba!", parece un suspiro que marca la presencia de la interlocutora, que después conoceremos como la amada. "Soñé que te...", el verbo soñar nos está indicando una separación entre la imaginación y la realidad; y al decir soñé, indica que está rememorando el sueño y al mismo tiempo se lo platica a Floralba. La pequeña turbación que se plantea con los puntos suspensivos y la pregunta "¿Dirélo?" nos mantiene en suspenso por saber de qué se trata, parece un guiño de la voz lírica. Si pensamos que el amor cortés pide del amante guardar el secreto de amor, podemos justificar tal turbación; aunque en el siguiente verso es vencida, ya ha sido puntualizada.
A la voz lírica la podemos calificar de indiscreta, pues menciona el nombre de la amada y lo que hizo con ella. Pero más adelante el yo lírico salva la imagen de la amada al decir: "con tu hielo".
El yo lírico antes de decirnos cuál fue el sueño, remarca que se trata de un sueño: "Sí, pues que sueño fue," y posiblemente trata de justificar su indiscreción, pues a final de cuentas el hombre no controla sus sueños. Es importante ver que cuando alguien sueña puede realizar actos que despierto difícilmente puede realizar, tal vez por eso se plantea como un sueño el contacto entre el yo lírico y Floralba, porque despierto no puede llegar a suceder.
En la palabra "gozaba" existe una gran ambigüedad, porque, como señala Alexander Parker, puede tener dos significados: el gozar a Dios o gozar a una mujer2. Como vemos, la palabra denota dos polos extremadamente opuestos, pues por un lado se refiere al cielo (entendido como el lugar donde está Dios) y por el otro se refiere al plano terrenal (el amor a la mujer), significados que se encuentran mezclados en una sola palabra.
La pregunta retórica "¿Y quién sino..." nos habla de la unión irreconciliable entre el cielo y el infierno, pero esa conjunción solamente pueden llegarla a realizar los amantes. Que también puede sugerir el gozo de la mujer que nos lleva al gozo de Dios. El cielo y el infierno van adquiriendo una gran variedad de significados dentro del contexto, pues por un lado puede indicar la idea del bien y del mal, la plenitud que se vive por la correspondencia de la amada o el "infierno" que se sufre por el desdén de ella. Por otro lado, en el plano individual, el alma puede indicarnos la idea del "cielo", y el cuerpo se refiere al "infierno", que después de todo están unidos, pues de estas dos esencias contrarias está conformado el hombre, y cuando sufre el alma también padece el cuerpo3.Hasta llegar al plano de la ficción y la realidad, punto primordial, a mi parecer, para el desarrollo del soneto, porque no hay una seguridad para afirmar qué es mejor, o para identificar a la imaginación con el cielo o el infierno o a cuál de estos dos puntos se refiere la realidad.
En el segundo cuarteto el yo lírico identifica al fuego con la pasión que lo quema. La pasión puede ser los deseos sexuales o sentimientos hacia la amada; pero lo más importante es que tales sentimientos no se vieron instigados por un desliz o liviandad de Floralba, sino por el contrario, ella se muestra fría y desdeñosa: "Mis llamas con tu nieve y con tu hielo".
Las opuestas flechas que aparecen en el cuarteto se refieren a las flechas que el dios Amor, Cupido, llevaba: las de oro atraían al amor, las de plomo lo hacían huir. Además "honesto las mezclaba" el dios Amor. Ante la gran diversidad a la que pueden referirse las "flechas opuestas" y el "honesto las mezclaba", sólo tomaré las que de alguna manera siguen la línea de este trabajo, aunque cabe aclarar que existen más interpretaciones. Las flechas opuestas pueden estar asociadas con el cuerpo y el alma, puesto que son de naturaleza y objetivos opuestos, aunque estén juntas.
Tal vez al decir "honesto las mezclaba" nos esté hablando, la voz lírica, de la honestidad de unir cuerpo y alma sin que existan agravios, y sólo así los objetivos de los dos se encaminen a una misma dirección. Pero también puede sugerimos la unión "honesta" del deseo carnal y el amor espiritual dentro del individuo para unirse a una mujer, es decir, esos dos planos opuestos los une para mostrarnos otra forma de relacionarse con la amada.
Como vemos, la voz poética pasa del desenfado y el deseo sexual del primer cuarteto al amor espiritual en el segundo. Y de esta manera, lo que nosotros pensábamos que se iba referir únicamente a la sexualidad, cambia de dirección y nos instala en el amor espiritual (amor metafísico).
El último verso del cuarteto es muy importante, porque al manifestar que las flechas opuestas las mezclaba en su desvelo, nos muestra que después de haber despertado, en su estado de vigilia, todavía continúa pensando en la honestidad de la unión con Floralba; es decir, la honestidad del sueño permanece cuando se encuentra despierto sin ningún remordimiento. Creo que es importante recalcar que dentro del desarrollo analógico de los sueños no hay vestigios sociales que impidan el contacto entre la voz poética y su amada. Y si no aparecen es porque no le importan, pues, podemos deducir, la unión entre el hombre y la mujer debe estar regulada por los sentimientos de ellos.
En el primer terceto queda planteada una gran incertidumbre por no lograr identificar si está dormido o despierto el yo lírico; para que suceda esto, primero el dios Amor y la suerte de la voz poética deben estar en armonía, para mantenerse en ese estado de plenitud que logró en el sueño. Hasta aquí el desarrollo del soneto nos plantea la unión de opuestos, tales como el placer sexual, en un primer momento, aunado al amor no carnal (amor metafísico) después. Tal vez se refiera a la unión armónica del cuerpo al alma que se encuentran en una misma dirección; de esta manera se soluciona el problema de los objetivos de cada uno, puesto que lo bueno para el alma también va a ser agradable para el cuerpo.
Uno de los puntos trascendentales es ver que tanto el sueño (si está durmiendo) como el estado de vigilia (si está despierto) son elementos que se niegan e interrumpen el estado de plenitud exaltada en la que se encuentra la voz poética; porque no puede estar despierto y durmiendo al mismo tiempo, la voz lírica al no saber en cuál de los dos puntos está (realidad o imaginación) pide que se afirme un punto para que se niegue el otro, no importándole, en este momento, cuál de los dos sea con tal de que dicho estado permanezca.
En el segundo terceto, vemos que la voz lírica despierta, pero ese despertar puede ser entendido como "comprendí". Entonces el sueño tiene, para la voz, un carácter revelador, como lo plantea Elsa Cross4, pues mediante el sueño se le revela el amor a la amada, incluso al despertar llega a otro nivel de concepción de la "realidad". Pongo entre comillas realidad, porque no sabemos cuál es la verdadera, debido a que la voz poética eleva el sueño a la categoría de realidad.
En los dos últimos versos del soneto, el yo lírico sí se inclina por la plenitud que alcanzó en el sueño, pues despierta y encuentra que su realidad es totalmente adversa a la del sueño. Esto lo lleva a afirmar que comprendió "que con la vida estaba muerto". Para intentar explicar: "Y vi que estuve vivo con la muerte,/ Y vi que con la vida estaba muerto." podemos entender a la muerte como un sueño y el estar vivo como "estar despierto" .Así, dormía (es decir, el yo lírico estaba muerto), pero comprendió que vivía, porque en tal estado amaba y gozaba a Floralba con honestidad. Pero al despertar (es decir, está vivo) se da cuenta que no goza aunque ame a la amada, y tal sentimiento lo identifica con la muerte.
El gozar y amar a Floralba es la verdadera vida para la voz poética. Si miramos esto a la luz del cristianismo, donde el acto sexual está encaminado meramente a la reproducción y no al placer -incluso es mal visto- y que necesariamente está desligado del amor espiritual, vemos que el poeta nos presenta la unión del amor y la sexualidad sin que se agravie a Dios.
NOTAS:
1 Quevedo, Francisco de. Poesía varía, introd. y notas James O. Crosby, REÍ, 1973 (Letras Hispánicas, 134), p.223.
2 "Gozar era una palabra especialmente ambivalente: se podía decir gozar de Dios (contemplarse cara a cara en la visión beatífica) o gozara una mujer". Parker, Alexander. La filosofía del amor en la literatura española 1480-1680, trad. del inglés por Javier Franco, Cátedra, Madrid, 1986 (Crítica y Estudios literarios) p.185.
3 ".. .en el orden de los valores, en que lo bueno para el cuerpo puede ser malo para el alma, y lo bueno para el alma puede ser malo para el cuerpo". Ibid., p.178.
Elsa Cross al hablar de El nacimiento de la tragedia de Nietzsche, escribe: "En principio resalta la importancia del sueño, en doble relación con la naturaleza y la poesía, como fuente de revelación poética, como puerta que se abre a un universo que posee vida propia una vida auténtica y profunda para cuya aprehensión es necesario el silencio de las facultades diurnas". Cross, Elsa. La realidad transfigurada, UNAM, México, 1985 (F.F, y L, Seminarios), p.20. Es muy importante ver que este punto se cumple en el soneto de Quevedo, pues el sueño tiene una función reveladora. Y recordemos que la voz lírica se encuentra rememorando el sueño y podemos entenderla como una actividad diurna
Juan Antonio Pacheco May
Número 1 Abril-Junio 1993 (Revista de Literatura Scriptorium)

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