Y nada fue igual dentro de cuatro meses.
Ahora que nos veíamos a diario
El deseo ya no abrió sus alas de gallina asustadiza.
esta orquídea ya no morirá deshojada
al pulso de la lluvia ácida.
Ya no escuece en mis oídos este puño de avispas
Enloquecidas por una gota de tu miel
Se cayó el puente que cruzaba la memoria
Y esta muda con palabras de azogue ya no calla nada
A los cuatro vientos.
Ahora Mírame al espejo,
No digas nada, sólo mira la muesca
demiparati
en el fondo de mi…
de mí.
Encontrarás la urna funeraria de mis huesos
Roídos por gusanos
Yertos de hambre y de sed.
Habrá un corazón marchito
Y un alma agazapada en su vientre macilento
que respira a podrido,
y un listón solferino que ata mis ojos
que a diario pierden a cabeza por ti.
osge110212.
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